RECREACIÓN EN PLAYA, UN REGRESO, UNA OPORTUNIDAD.

RECREACIÓN EN PLAYA, UN REGRESO, UNA OPORTUNIDAD.
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RECREACIÓN EN PLAYA, UN REGRESO, UNA OPORTUNIDAD.
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ACTORES POSIBLES EN LA EDUCACIÓN SOCIOAMBIENTAL TURÍSTICA

En la Argentina, las vacaciones de verano son el momento esperado para ir a la playa. Según el estudio sobre las preferencias de destinos turísticos durante el período de verano 2019/20 indica que más del 58% decidió veranear en la Argentina[1], un total de 31,6 millones de personas vacacionaron en nuestro país justo antes de la pandemia. El paisaje más elegido (63,6%) fue la playa.

Por otra parte, las actividades más realizadas durante la estadía vacacional son: recorrer la ciudad (61%), “hacer playa” (55%), relax (51%), sacar fotos (50%), ir a museos (25%), entre otras.[2]

Entonces, el “hacer playa”, en el contexto de movimiento masivo que esto implica, incluye trasladar a los lugares de turismo todo el acervo cultural que cada visitante porta y que entra en diálogo principalmente con la impronta cultural receptora. El Sistema Turístico, la dinámica global del turismo como actividad humana, es un sistema abierto que sufre constantes modificaciones si alguno de los elementos que lo componen (superestructura, demanda, atractivos, equipamiento, infraestructura y comunidad local) se altera. No podemos negar que la “Industria sin Chimeneas” genera impacto ambiental, que estará directamente relacionado a la capacidad del sistema turístico situado localmente, de resolver la demanda mediante la planificación.

En esa capacidad de resolución, se deben gestionar los aspectos negativos (elevados consumos de agua potable, energía, la perdida de la biodiversidad, la generación de residuos) y los aspectos positivos que deberían estar presentes (conciencia sobre la calidad ambiental, creación de empleo, desarrollo local, valorización de los recursos culturales y naturales). Cada uno de estos aspectos que hacen al impacto del turismo, deben ser parte de la agenda de desarrollo en la planificación que permitirá evolucionar hacia un destino sustentable.

No son pocos los casos, donde el desequilibrio es producido al momento de priorizar solo el crecimiento económico, dando respuesta a la “coyuntura” socio-económica en detrimento del propio patrimonio cultural y natural. El dicho, “Pan para hoy, hambre para mañana” cobra real sentido condenando el accionar de generaciones futuras en el caso que decidieran subsanar la ausencia de planificación o la mala planificación, siempre y cuando exista posibilidad de revertir la situación.[3]

El rol de los operadores turísticos, es claramente primordial para sostener en actos concreto una forma de conexión con el ambiente y la propia comunidad. En el caso de los espacios de esparcimiento y recreación que los turistas buscan en destino, consideramos, deben estar atravesados siempre por la misma lógica ambiental (para nosotros también social) que debería ser eje central de la planificación turística. La calidad de los servicios no debería prescindir de la pretensión de educar al turista, aspirando de esta forma al perfil deseado. Todo operador turístico que tiene la oportunidad de comunicar e interactuar con el turista, resulta un referente cultural local y ese solo hecho lo transforma en un Educador Turístico Ambiental o mejor dicho Socioambiental.

El estar de “vacaciones” es un momento altamente esperado y produce alegría, genera receptividad y permeabilidad, emociona, genera disponibilidad para descubrir y aprender. Esto lo sabe el “Marketing” ya hace rato. Poder aportar desde la Recreación al desarrollo del turismo responsable, sustentable ambiental y socialmente, resulta una tarea altamente sinérgica al momento de contar con un plan local de gestión participativa que permita involucrarse a todos los actores.

Situados inicialmente en el Balneario Las Grutas de la provincia de Río Negro, la experiencia de Grupo Eco`s – Recreación Ambiental, con más de 30 años de, literalmente, jugar en la playa, nos ha permitido vivenciar la necesidad de sostener una propuesta que permita a los turistas, alegrarse, disfrutar, emocionarse, moverse, resolver tensiones lúdicas pero intentando impactar más allá de la clásica “lógica pasatista” que suele regir en las acciones comerciales de verano e incluso intentando trascender las clasificaciones provenientes del ámbito académico que definen ciertos tipos de turistas según diversidad de indicadores que aportan insumos a la hora de la planificación. Pero, una vez en la arena, la pretensión de nuestra intervención, es trasgredir aquellas lecturas que indican que “el turista” solo busca entretenerse, que no debe pensar en problemas y vivir sus vacaciones sin cuestionarse ni cuestionar nada. Ser considerados exclusivamente consumidores de la alegría impartida por otros, sin asumir responsabilidades de ningún tipo, consideraciones que hablan de una “cosificación” del turista. Si estas lógicas comunicacionales y de contacto con el otro son las que prevalecen, nos estaremos perdiendo una oportunidad inmensa y única, la de colaborar activamente en la construcción de una cultura de la sustentabilidad, la de promover los cambios de comportamientos y conductas considerando que, los turistas, son finalmente sujetos ejerciendo su derecho al descanso y al ocio, al tiempo libre, diversos en pleno estado de “hiperconectividad”, pensada como la apertura comunicacional social ejercida corporal y subjetivamente. Desde cualquier terreno que se lo mire, toda una oportunidad.

Seguramente, retornar a la playa en la post pandemia, traerá aparejada nuevos comportamientos, nuevas formas de “hacer playa”, la sostenibilidad ambiental y comunitaria, la circulación local, el abandono de la masividad. Un nuevo paradigma que propicia cambios, hoy acelerados por la pandemia, “un modelo de convivencia socioecológica, basado en el cuidado mutuo entre las comunidades humanas y el ambiente. El viaje” / el turismo “dejaría de ahondar en una cultura de exotización, colonialismo cultural y explotación para convertirse en una actividad vinculada al mantenimiento de redes de afectos y de colaboraciones laborales, culturales y de activismo ciudadano a largo plazo”.[4]

En la línea que vislumbra Andrés Jacques, sostener actividades y programas de animación y, ahora más que nunca, educación turística, será indispensable para acompañar la evolución deseada. Nuestro programa “Verano en Movimiento”[5] implementado desde el año 1992 en el Balneario Las Grutas, ejerce la pretensión de educar. Sin imaginar que el hecho educativo deba replicar los formatos escolares, hoy en plena reconfiguración, pero si esgrimir una intensionalidad pedagógica ejercida por educadores en tiempo más o menos liberado, en un espacio que da lugar a las biografías y se potencia desde la permeabilidad comunicacional para que cada instante o momento de encuentro sea una oportunidad para:

  • Incentivar la participación y acción en la resolución de problemas ambientales locales relacionadas con el comportamiento y conductas de los turistas
  • Vivenciar actividades de carácter recreativo, que propicien una relación de sustentabilidad.
  • Promover la equidad de género e interpelar la división sexogenérica mediante la práctica comunitaria de los deportes de arena mixtos.

No se trata de aplicar el modelo escolar en la playa, nada de eso, solo basta con reconocer que las escuelas, ONGs en ámbitos de procedencia, están aportando a esas “biografías” citadas más arriba y a la evolución de la Educación Ambiental y otros ejes sustanciales como la ESI. Lo que buscamos es dar continuidad a esas intervenciones en el momento de “vacaciones”. Continuidades o experiencias lúdicas inéditas, según sea el caso, dependerá de la “mochila” repleta de experiencias previas con la que el “turista” llegue.

Encontramos en la playa, y que a partir de allí se abra un dialogo lúdico inmediato donde cada actividad pueda aportar al proceso de cambio. Por eso una construcción de un castillo de arena, se enriquece si pedimos que cada grupo que comunique al resto cómo hacen para que la basura no contamine; un concurso de autos en la arena será de autos ecológicos, las familias podrán concursar también en la creación del “Monstruo Come Basuras” de la Playa para ello habrán rastrillado la arena sumándose al programa de “Playas Limpias” local. Una clase de aeróbica recreativa tendrá la regla de no admitir a nadie con su cigarrillo encendido y consumiendo alcohol en su entorno, conoceremos lúdicamente los ecosistemas locales, se invitará a las familias a disfrutar de un taller de huertas hogareñas y siembra de árboles nativos, experimentaremos la influencia de la marea en la zona, los eventos deportivos gestionan sus residuos y promueven la autogestión de las reglas y el juego mixto e intergénero. El mayor evento de trote aeróbico realizado en el Balneario (“Yo Corro”) propone la modalidad Eco Run, no competitiva (todos reciben medalla) y promueve la limpieza de playas mientras se trota. Y muchas otras alternativas que, cada profe e incluso turista, propongan en esas líneas de acción.

El advenimiento de los nuevos escenarios del destino Sol y Playa, atravesados por el distanciamiento social, las medidas de higiene, las restricciones de aforo en las actividades al aire libre, seguramente permitirán ampliar la mirada y las experiencias de mayor contacto con la naturaleza, las actividades recreativas en núcleos reducidos, la exigencia de sostenibilidad, certificaciones y capacitaciones al personal de servicios deberán anticiparse en miras al verano. La gestión del destino debe realizarse intersectorialmente con actores del estado, del sector privado, de la sociedad civil generando mayor gobernanza y presencia académica en dichos espacios de gestión, dado que hoy debemos garantizar la producción de conocimiento que se transforme en insumo para generar certidumbre y habilite un escenario de planificación situada. 

La gestión del destino Sol y Playa demanda actores comprometidos para resistir las tendencias pre-pandemia caracterizadas, las más de las veces, por los procesos de degradación del ambiente, la informalidad en el trabajo, la aculturización y la priorización de la utilidad económica, en ese nuevo escenario el posicionamiento de quienes decidimos ejercer la recreación en la playa, debe ser sinérgico en post de evolucionar hacia un escenario socioambiental que habilite la sustentabilidad o, de lo contrario, contrafuncional a las tendencias que profundizan la crisis.

Paul Dani

pdani|@grupoecos.com.ar

Referencias:

[1] CAT. Cámara Argentina de Turismo.

[2] TrialPanel, Consultora (realizado sobre una base de 600 casos, hombres y mujeres, mayores, de todos los niveles socioeconómicos, residentes en CABA, GBA y principales plazas del país, entre diciembre de 2017 y enero de 2018)

[3] Porta Storni, M.Cecilia; Cunill cabre, J. Enrique. MonografÍa de Graduación. “Impacto del turismo sol y playa en el medioambiente de la localidad Santa Clara del Mar”. 2014. UNMP, Mar del Plata.

[4] Andrés Jaque. Programa de Diseño Arquitectónico Avanzado de la Universidad de Columbia.

[5] http://grupoecos.com.ar/nuestro-blog/

Paul Dani

Director de Grupo Eco´s - Recración Ambiental.

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