El 1er Simposio de Deportes de Arena, realizado el pasado fin de semana en Viedma, Río Negro, propuso dos ejes de trabajo muy sustanciales para la evolución y desarrollo de estos “nuevos deportes”. Por un lado el aspecto reglamentario que hacen y encuadran la práctica de estas disciplinas, más concretamente el Beach Handball y el Beach Volley a cargo de Guillermo Ciccone (árbitro nacional) y Osvaldo Sumavil (árbitro internacional) respectivamente. Ambos dieron cuenta de los diferentes procesos de adaptación e innovación que cada disciplina ha tenido que afrontar. Se realizó un minucioso análisis de las principales características reglamentarias, abriendo el debate sobre el espíritu de las normas que dan forma a deportes que se han transformado en uno de los más promisorios espectáculos deportivos del siglo XXI.
Por otro lado, me tocó poner en juego el aspecto social, político y cultural en el que se insertan. Es que el deporte espectáculo, necesita nuevos horizontes y no solo recalcó en los deportes convencionales. Y lo hace a instancias de la constante búsqueda de nuevas alternativas de disfrute y práctica del movimiento humano, fundamentalmente en ejercicio de su tiempo libre o liberado de obligaciones.
Las personas sienten la necesidad de autogestionarse, de buscar respuestas que muchas veces no se encuentran en las instituciones clásicas. De hecho, los nuevos deportes no nacen exclusivamente por mandato de las asociaciones o federaciones deportivas, nacen de la capacidad adaptativa del ser humana que busca constantemente evolucionar hacia un horizonte de autorealización, de inclusión, de un consumo cada vez más racional, de la salud, de vínculos sociales saludables, recuperando el “jugar por jugar”, en definitiva, transitar hacia la calidad de vida / buen vivir mediatizadas por diferentes prácticas humanas, entre ellas el deporte.
El deporte de arena, entonces, encuentra su punto máximo de visibilidad en el tiempo vacacional, sobre todo en verano. Esta nueva opción, que puede sin dudas transformarse en elección deberá afrontar debates intensos que le caben incluso al deporte convencional. La oportunidad radica en que los deportes de arena se encuentran, en términos generales (no es el caso del Beach Volley), en una etapa “instituyente”. Debe tomar muchas decisiones de carácter “fundante”. Será solo un proceso más de asimilación para el omnipotente mercado, ampliando el abanico de consumo, herramienta política más al estilo del ancestral circo romano o, aceptando incluso que estamos en una sociedad de consumo, intenta incorporar o recuperar componentes esenciales al juego, se torna receptivo a otros movimientos instituyentes humanos como lo son la igualdad de género, la protección del ambiente, entre otras. En la práctica, los deportes de arena, están mostrando la impronta de ser una oportunidad realmente innovadora, inclusiva, accesible y que logra despertar, incluso, el interés y deseo no solo de las personas que nunca se acercaron antes a la práctica deportiva, sino también del estado, los medios de comunicación que detectaron que algo importante pasa ahí y, desde ya, del mercado.
Lo interesante de todo este proceso es que, en su análisis y gestión, no solo están involucradas las federaciones y asociaciones deportivas sino, la propia universidad, ONGs, agrupaciones civiles, empresas del ámbito del turismo, entidades del estado y otras. Un futuro promisorio si nos animamos a pensar en clave de futuro.